Muffin no sabe que tiene nombre de panecillo, Muffin no sabe que si los gatos correspondieran a su nombre, estaría en peligro de ser comida en cualquier hora de té inglesa en cualquier país de las maravillas. Muffin sueña. Muffin recuerda cuando compartia el vientre con sus demás hermanos y mientras los demás ronroneaban y se afilaban las uñas en los cotiledones de la placenta, Muffin se chupaba un dedo imaginario. Muffin fué un feto humano en su otra vida, pero no alcanzó a nacer. Ahora es un feto con bigotes que se chupa un mechón de pelo mientras encaja las patas en su cuerpo o en el mio y sueña que nace.
Muffin tiene los ojos verdes, como el té. Pero el otro dia me dijo, que antes de ser gato, los tenia negros...como el té.
Muffin tiene los ojos verdes, como el té. Pero el otro dia me dijo, que antes de ser gato, los tenia negros...como el té.
Muffin me contó que su papá es pariente del gato con botas. Pero que no es como lo cuentan los cuentos. El verdadero gato con botas en blanco y de patas negras, además tiene un fetiche por vivir en botas de piel de pitón. El gato con botas es de Monterrey, le gusta la música de los Tigres del Norte (que tomaron el nombre de otra familia de gatos muy conocida por aquellos lares) y su comida favorita es el cabrito. A Muffin le da asco comer cabrito, "¿sabías que el cabrito es un bebe de cabra?", claro que lo sabia, yo sé todas esas cosas, aunque yo tampoco he comido cabrito. Muffin dice que es incapaz de comer bebes. Yo queria saber si el gato con botas tambien sabe tocar el acordeón; pero Muffin me ignora, pues está muy entretenida devorando unos polluelos de golondrina.
No más primavera para ellos.
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