hay pedazos de dia, frases inconclusas y cansancio.
Camino junto al hastío como dos enamorados, no sé en que momento sujete su mano tibia.
El espejo ya no me dice nada. Sólo queda ésta sensación de querer gritar y no poder, como en la peor de las pesadillas.
Escribo, para que al menos acaricies con la mirada mis dedos, los que impávidos teclean el tedio que me carcome.
No encuentro silencio. Ni siquiera el triste zumbido al que solía llamar silencio, una mezcolanza de gritos, autos, celulares, tecleo y sol.
Sostengo entre los dedos tu futuro y me pregunto si de verdad merezco ser su guardiana.
Solo la muerte que revolotea como luciernaga fútil parece salir a mi paso; animales y gente muerta, agujeros negros y estrellas caidas.
Tal vez, solo necesito dormir un poco más.
Frases sueltas y una rata muerta
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