cuando el mundo se te cae en pedazos...

mi casa se esta cayendo a pedazos, la familia (mi familia) se esta iendo por un agujero negro y pestilente de chismes infundados.
No se que hacer, sé que no puedo hacer nada, más que quedarme aqui, encerrada entre las paredes, viendo a mi madre con los ojos llorosos y a mi padre suspirando hondo mientras su entrecejo me dice: estoy triste. No puedo más que dormir encerrada en mi cuarto, esperando que lo peor pase. Escucho una y otra vez las razones que mi madre da...las esperanzas que se cifran en sus razones.
Hoy agregamos gritos y sollozos de los vecinos de arribo, fallecio Doña Pura, la vecina, una señora que conocemos desde que vivimos en esta casa...osea toda mi vida. Yo casi nunca le hablo, ayer me la encontro y tuvimos una breve platica sobre el clima y mi necia tos que no acaba de irse. Ayer mismo en la noche, le dio un infarto. Se murio.
A mamá el asunto la tiene conmovida, es como si le pesaran más los problemas que ya cargamos en estos dias, sus propios miedos. Yo tambien reconozco los mios en estas muertes. Vigílo a mi padre con el rabillo del ojo, me da miedo ese dolor que le ha estado dando en el brazo, me da miedo que le baje o le suba la azucar, me da miedo que se duerma y no despierte. Mamá tambien me da miedo, los problemas la cansan cada vez más rapido.
A mi, solo me queda quedarme soñolienta, no se que hacer, no puedo hacer nada. ¿que karma es este?, ¿meditar?...la mente esta en rojo, no en blanco.
Algunas tardes, el niño dueño se queda conmigo, se encierra en mi tenso ambiente familiar, se preocupa con nosotros, nos da animos, me abraza, a veces, me acaricia, me hace olvidarme por algunos segundos orgasmicos que la familia se esta iendo al carajo.
Necesito recostar el cuerpo desnudo junto a sus manos, necesito poner la mente en otro lado, dejarme llevar, disfrutar un momento de la muerte chiquita.